¿QUÉ HACER? 
Situación económica y política de la U.V. 



Por Felipe Reyes y Moisés Escobar

Seguramente muchos de los mechones habrán oído de la pasada movilización en la universidad de Valparaíso, la cual fue sin duda el acontecimiento más significativo en cuanto a expresión de las problemáticas que genera el actual sistema educacional, tendiente a la acumulación de capital a través de este “bien preciado” que es la educación. Nuestro propósito a través de las líneas que siguen a este preámbulo es revelar la situación de la valpo tras la movilización, dejar en evidencia y de manifiesto como voraces hienas amaestradas por un diestro domador dejaron a nuestra casa de estudios casi en la ruina, y lo mas lamentable, como a muchos estudiantes les aplastaron con caballería y artillería los mercenarios bancarios y los administradores del sistema educacional. Aspiramos a que esta historia les sirva para amar a su universidad, y con esto no aludo a saberse el himno y aceptar todo lo que aparentemente es políticamente correcto para la universidad, hago mención con esta frase “amar a la universidad” un llamado a las nuevas generaciones para que se entusiasmen y contagien primero, con su carrera, una disciplina del conocimiento que les permitirá defender los derechos del prójimo en pos de justicia, segundo, entusiasmarse con su universidad, de su labor loable de generación y difusión del saber. Principalmente aspiramos a que sepan defenderla como buenos universitarios y sujetos activos de ella, como seres capaces de criticar y proponer nuevos senderos por los cuales encaminarla.
Como decíamos, la movilización del pasado año fue quizá el suceso en que quedo mas manifiesta la problemática educacional que afecta generalizadamente a toda la educación pública. De dicho acontecimiento y sus posteriores consecuencias este es nuestro análisis:

Los estudiantes universitarios y el sistema educacional chileno.
Desde la puesta en marcha de la leyes de acreditación y financiamiento, ya se hacia el correcto examen de que tales leyes vendrían a perfeccionar todo el marco regulatorio en lo referente a educación que había iniciado la dictadura con la constitución impuesta (Art.19nº10 y nº11) y la ley orgánica constitucional de enseñanza LOCE (Art.2) de dicho análisis se desprendía que la situación, principalmente económica, de los estudiantes en este país comenzaría a empeorar rápidamente, ya que este marco jurídico intencionalmente tiene por objeto la definitiva privatización, y el consiguiente desaparecimiento del aporte estatal en la educación, generando así vacíos enormes en las arcas universitarias y éstas, cual empresa, no dudarían en traspasar el costo a sus consumidores, los estudiantes.
Como síntoma de todo lo anterior, y volviendo al plano particular, es que durante el año antepasado se dejo sentir una de las primeras consecuencia de la puesta en practica, del cuadro anteriormente descrito en la Valparaíso, donde la nueva regulación arancelaria provocó diferencias impagables entre el arancel de referencia (que fija el estado) y el real (que impone la universidad), de lo cual se desprendió una pequeña movilización, que logró como fruto, otro crédito sobre ese remanente, propio del carácter oportunista y contenedora de toda reivindicación de la FEUV de aquel entonces. En suma al final de ese año la mayoría de los estudiantes de la Valparaíso quedaban endeudados a más no poder con el fondo “solidario” o el crédito con aval del estado, más el crédito de la UV que cubría el ya tristemente famoso remanente.
A comienzos del pasado año la situación económico-política ya no pudo soportas más, ya que los síntomas de la privatización definitiva sumaban y seguían: primero los aranceles se conservaron al alza al igual que el arancel de matricula, se disminuyeron las becas de bienestar, se dejó sin matricula a los compañeros que no pudieron pagarla a tiempo y se presionó vía DICOM a otros para que pagaran lo que debían, etc. todas medidas represivas tendientes a solventar el inmenso vacío económico dejado por la puesta en marcha de la privatización definitiva mediante la legislación anteriormente nombrada. A todo esto se sumó, como detonante del descontento generalizado –por lo que se llamo equivocadamente “mala administración del rector”- por la entrega, de parte de este último, de millonarias asignaciones de merito a sus funcionarios lacayos como pago –cual buen patrón de fundo- por su ultima reelección, acción reprobable que se demostró posteriormente estaba amparada por la ley, prueba de que no es la administración sino la legislación que la ampara, la que atenta contra los intereses de los estudiantes y trabajadores de la U.
Pues entonces, producto de la reacción característica a actuar de quien ve violentado sus derechos, algunas carreras de la Valparaíso –cine y música por ejemplo- tomaron sus facultades para hacer paladina su posición frente a estas circunstancias, pero que no era más que una reacción sintomatológica a la situación que sufrían. Reaccionaban, por las condiciones precarias de infraestructura, por el sin número de compañeros sin matricula por no pagar, y unían sus voluntades en pos de la salida inmediata del rector al cual le cargaban una pésima administración y por tanto la culpabilidad de sus pesares… Síntomas.
Insospechadamente esta movilización comenzó a crecer y otras carreras tomaron sus facultades levantando petitorios particulares que decían relación con las problemáticas internas de cada facultad o carrera según el caso.
Fue ahí donde recién vino a intervenir la FEUV(mesa interina) que unilateralmente -pues nadie los había elegido-, tomaron el control de las movilizaciones desde sus posiciones en carreras o facultades estratégicas como medicina, química y farmacia, ciencias económicas, arquitectura, odontología, y derecho!!, previniendo un conflicto mayor entre los estudiantes y la institucionalidad dando comienzo una vez más al rol de contener movilizaciones –verdaderos rompe huelgas y amortiguadores de la voluntad del estudiantado- que cumplen estos oportunistas en la universidad, esto se demuestra en los objetivos principales que planteaba la FEUV(mesa interina) para la movilización: “primero, exigir la renuncia del rector Juan Riquelme Zucchet por una serie de arbitrariedades, irregularidades y corrupción cometidas por él durante sus administraciones; segundo, la aprobación de un “amplio y justo” (¡) petitorio por años levantado, y por último el inicio efectivo de la democratización de la universidad, a través de la elaboración triestamental de nuevos estatutos orgánicos”.

El primer objetivo, ya nos da claramente una noción acerca del carácter puramente sintomatológico, gremial y cegado de esta exigencia, pues esconde la verdadera causa de todas la problemáticas por las cuales se reclamaban, olvida y ocluye que es aquel marco jurídico ya nombrado el verdadero causante del vació económico de la universidad y por consiguiente el alza indiscriminada de nuestros aranceles, olvidan que es la propia institucionalidad y legalidad que ellos defienden la que conspira en contra de nuestros intereses, en fin, olvidan que no sirve la agitación de las contradicciones económicas sino se relaciona con la política que la sustentan. Escudan y protegen -en definitiva- al verdadero causante de esta enfermedad, el gobierno y el sistema educacional de mercado. ¿Acaso pretendían engañar a los estudiantes haciéndoles creer que con la salida del rector se acabarían los males, sin cambiar antes la actual regulación que nos rige? Eso a algunos nos parece un insulto y un atropello a la inteligencia de los estudiantes de la Valparaíso.

El segundo objetivo (para tal efecto ver petitorio FEUV -mesa interina 2007), muestra el desarrollo de la línea política descrita en el punto anterior y se hace manifiesto el carácter reformista de sus propuestas.
Olvidarán acaso estos mal llamados dirigentes que reformando lo único que consiguen es seguir extendiendo la vida del sistema educacional, que acaso no sabrán que congelando el arancel no se logra ningún cambio sustancial en la situación económica de los compañeros, y más asegura la tenencia efectiva de un caudal monetario estable por parte de la universidad, pues ahora nosotros tendremos que pagar aranceles millonarios sin poder reclamar, ya que en el hecho lo hemos “aceptado” -y más- lo hemos “exigido”, en el hecho “hemos exigido” pagar más de un millón y medio anual (promedio) por estudiante.
Que no ven que con cada reforma oxigenan el respirar de esta maquinaria que devora nuestros bolsillos y el de nuestros padres. Pero aquí no hay error que se produzca por un falso concepto de la realidad, ni tampoco ignorancia, sino que aquí principia el dolo, por ser intención y obra de los dirigentes dirigidos no por el estudiantado, sino por sus propias ansias de poder y conservadurismo.

Y el tercer objetivo, demuestra la voluntad en el negociado que mantienen por años estos serviles dirigentes con las autoridades universitarias y gubernamentales, ya que si bien esta propuesta era en el papel lo único que podría rescatarse como medida de fondo que vendría a solucionar gran parte de las problemáticas ya nombradas, con la participación de los estudiantes en las decisiones de la universidad, estos han dejado convertir esta instancia en un terreno controlado por la institucionalidad en donde el trabajador (funcionario) y estudiante tienen nula capacidad de participación, meramente amparados por instancias con un tímido derecho a voz, asegurándose por tanto la conservación del orden institucional actual de la universidad. Además no pretendan hablar de democratización de la universidad mientras saben que sólo unos pocos elegidos logran entrar a ésta, sólo habrá democratización cuando las puertas de ella se abran a todo el pueblo, cuando se elimine el actual sistema educacional que condena a algunos a la explotación y privilegia a otros con el conocimiento, claro que aun alto costo (ni hablar de los privilegiados de clase).
Finalmente el petitorio fue aceptado y las movilizaciones terminaron. Como toda obra teatral de mediocre factura los buenos se concilian con los malos y todos yacen entre si en una orgía que al mismo Dionisio le causaría vergüenza. Se sientan en una mesa común para negociar con los antiguos contendores, a espaldas por cierto del estudiantado, tal como sucedió en nuestra escuela con el congreso “invernal”, sin convocatoria por cierto de los estudiantes, a propósito del futuro de los éxitos del movimiento estudiantil. ¿Revolución traicionada? ¿O reforma solapada bajo la careta de revolución? Nunca se supo bien que fue el movimiento de Mayo del 2007, pero los efectos concretos nos inclinan -a pesar nuestro-, a pensar que fue una reforma que, como toda reforma, busca reformular la forma, modificar la forma, sea la sustancia buena o mala, podrida o incorruptible. 


El terremoto Acuña y los trabajadores de la valpo.
"La Universidad se encuentra en un proceso de mejoramiento de su gestión académica, administrativa y financiera, con miras a la reacreditación de la institución en 2009", expresó ante el Mercurio de Valparaíso fechado un 19 de diciembre del año 2007 la prorrectora Patricia Acuña, refiriéndose con una fraseología pusilánime e indirecta, -ya ritualizada para todo buen empleador de estos tiempos- a los despidos de mas de 100 funcionarios del plantel. Sostiene que es insoslayable despedir a los funcionarios improductivos, abocados a tareas no prioritarias y aquellos que realizan las tareas que otros ya hacen (seguramente en la UPLA dirían lo mismo de los 45 académicos despedidos en diciembre pasado)
Ante la pregunta del entrevistador José Ossandón ¿seguirán los despidos? nuestra novata prorrectora, eludiendo la pregunta y todo compromiso, escondiendo la respuesta tras el velo de la eficiencia corporativa, anunció que “lo que se está haciendo es una reorganización y redefinición de los procesos en la institución con el fin de velar por el cumplimiento de la misión de la Universidad de Valparaíso, institución con más de 90 años de trayectoria". ( ¡)
¿Procesos de que?, procesos judiciales contra los responsables, entre estos los decanos y miembros de la junta directiva empiringotados por sus pingues remuneraciones ¡pagadas a prorrata de su servilismo al gran hermano (antiguo rector)! , al parecer no, pues todas las ansias de justicia se han transformado en venganza contra Riquelme Zucchet, incluso los mismos estudiantes (o sus dirigentes, muchos de ellos en filas oficialistas) no comprendieron a cabalidad el problema que hierve el corazón de la Valparaíso, empuñando todos los ánimos a derrocar al tirano, pero era este meramente un sátrapa y no Ciro II el grande o Darío I. Erraron en el golpe y el sujeto nuestros dirigentes que, a modo de francotiradores apuntaron al gobernador de provincias y no al emperador. Alejandro Magno, príncipe macedonio conquistador de Persia no les concedería compasión alguna, pero el estudiantado -“el soberano en abstracto”- no podía aspirar a tener más que un rol ejecutor en esta movilización -al menos en esta escuela- pues las asambleas de este ¡carecen de poder resolutivo! (véase el estatuto del centro de estudiantes de nuestra escuela y la propuesta que “estudiantes de izquierda” pretende incluir en el referido estatuto, un proyecto que notablemente borra lo poco o nada de representatividad y democracia que tiene el actual texto normativo).
Se sostuvo la lucha en un nivel de farragoso gremialismo y chauvinismo universitario, haciendo vista gorda nuestros dirigentes de la análoga situación de la vecina Universidad de Playa Ancha atrás enunciada (ahora entiendo porque los playanchinos se dicen “república independiente”) y la Universidad Federico Santa María.
¿Reorganización de que?, ¡de la misma institucionalidad que celosamente amparó las tropelías del ex rector y su sucia camarilla de corsarios!
¿Redefinición de que?, ¡de las nuevas políticas que oxigenarán y conservarán dicha institucionalidad!
¿Misión?, ¿hacer dinero del trabajo de funcionarios no contratados, es decir, aumentar productividad y ganancia en base a la mano de obra barata y precaria?, o ¿aumentar aranceles a los estudiantes, sin que dichos cobros sean equivalentes con el producto entregado? 


¿Qué hacer?
La mera solución administrativa consistente en cortar unas cuantas cabezas para colocar sobre los yacentes cuerpos atocinados unas nuevas –entre estas la del bien querido decano de la escuela (querido por ciertas organizaciones que se dicen de izquierda)- con las mismas herramientas jurídico políticas en sus manos ya a esta altura parece inconcebible, inconcebible para aquellos que queremos una universidad libre, igualitaria y fraterna, limpia de toda suciedad corporativa. Quizá parezca concebible y hasta deseable dicha vía para los pasados, presentes y futuros tímidos dirigentes, o para aquellos que no aman a su universidad y carecen de toda concepción fraterna de la sociedad.
Pero para nosotros y los estudiantes que poseen el martillo firme de la critica, para nosotros ni mucho menos basta con la reforma pues ésta sólo extiende la vida de la bestia que nos consume, el cambió ha de ser estructural y la lucha debe ir encaminada a eso.
En definitiva, debe haber democratización real de la universidad donde estudiantes y funcionarios puedan decidir en conjunto el futuro de ésta. Lucharemos por el cogobierno universitario y la triestamentalidad.
También la organización estudiantil debe responder a ese fin, lo cual no se logrará si se mantiene la actual lógica de representación que enajena el poder al estudiante. Este se ve defraudado cada vez que vota a los mismos, bota su voto. Si los representantes realmente respetaran los intereses del estudiantado, y cumplieran su función de meros mandatarios, no llamaríamos la atención sobre este punto. Vamos por la participación directa, la única que entendemos democrática, democracia directa y participativa.
Si se encuentran amparados por un aparato jurídico hecho a su medida, protección demostrada por la negativa de muchos de nuestros compañeros de no acudir a la vía judicial por considerarla infructuosa, perentorio es cuestionar desde la base dicho ordenamiento jurídico, de manera que se logre desprestigiarlo en su ética mercachifle. Debe cambiarse estructuralmente el sistema educacional imperante y que sustenta la división internacional del trabajo y nos convierte en país mono productor. ¡Vamos por la derogación de la LOCE y a no aceptar la Ley General de Educación!
Sin duda para lograr el objetivo del movimiento estudiantil, una educación de calidad que no expropie por ello los bolsillos de los desfavorecidos de siempre, es condición mínima generar un poder universitario. Un poder que es expresión particular del poder popular -no sirven de nada aranceles más justos sin salarios que puedan costearlos- y que por ello no puede conformarse con meras conquistas gremiales y sectoriales, sino apelar a una transformación radical de todo el país.

¡A este objetivo noble y justo adherimos!